Muchas veces nos preguntamos ¿Cómo le hace mi amigo para salir a correr todas las mañanas y aparte disfrutarlo? ¿Cómo hace mi amiga para comer alimentos saludables el 80% del tiempo sin esfuerzo? O me encantaría levantarme a las 5:00 am.
Bueno la pregunta aquí es: ¿Cómo le hacen estas personas?
¡CON HÁBITOS!
Estas personas ya hicieron previamente el hábito de comer bien, levantarse temprano y hacer ejercicio. No se vale decir “Yo no nací para eso, no es lo mío”, porque esa persona que ama el ejercicio en un principio también batalló y la pasó mal por un corto tiempo pero decidió ser más fuerte que las circunstancias para lograr crear rutinas y hábitos inquebrantables.
Los hábitos definen lo que somos y lo que hacemos.
Gran parte de las decisiones que tomamos cada día pueden parecer que son producto de una forma reflexiva de tomar decisiones, pero no es así, una gran parte son hábitos. Todos tenemos hábitos que nos llevan a hacer acciones día con día como las siguientes:
- cómo vestirnos
- cómo manejar
- cómo lavarnos los dientes por la mañana
- el ser impuntuales
- cómo comunicamos con las personas
- cómo comportarnos
Los hábitos también influyen en si hacemos ejercicio o no, si tomamos refresco diariamente o no, y qué alimentos le aportamos diario a nuestro cuerpo.
La mala noticia es que nuestra mente no distingue entre los buenos y los malos hábitos. Por eso es probable que algunos de nosotros hayamos adquirido hábitos que no nos están haciendo ningún bien.
Pero no te preocupes, si consideras que tienes algún mal hábito te tenemos una excelente noticia:
¡Los seres humanos tenemos la capacidad de cambiar hábitos o sustituirlos sin problema!
¿Cómo crear hábitos inquebrantables?
Recuerda que la rutina se produce con el hábito.
El proceso para la formación de un hábito se basa en tres pasos.
1. Señal: Es el detonante que activa la ejecución de un hábito ya que informa a nuestro cerebro que se puede poner en piloto automático y el hábito que se ha de usar. Puede ser un lugar, objeto, hora del día, situación externa, una alarma, un objeto etc.
Ejemplo: Ansiedad o estrés en el trabajo
2. Rutina: Es la secuencia de acciones que se ejecutan al percibir la señal. Puede ser física, mental o emocional.
Ejemplo: Ir a la cocina de la oficina, abrir el cajón de comida y comer algo dulce.
3. Recompensa: El premio que recibe el cerebro y que refuerza el hábito. Ayuda a nuestro cerebro a decidir si vale la pena recordar este bucle en particular.
Ejemplo: Sensación de calma y paz mental
La clave es descubrir una señal y una recompensa adecuada que alimente un hábito en particular. Existen dos reglas básicas y sencillas
1. Encontrar una señal sencilla y evidente
2. Definir claramente las recompensas
¿Cómo lo puedo aplicar?
Por ejemplo, si quieres hacer ejercicio todas las mañanas, es de suma importancia que elijas una señal sencilla como dejar tu ropa preparada la noche anterior alado de tu cama o salir a correr en cuanto llegues del trabajo. Una recompensa clara puede ser el sentimiento de realización personal por haber realizado el ejercicio.
El acto de dejar tu ropa lista e irte a hacer ejercicio se volverá un hábito.
¿Cuál es la regla de oro? Mantener la misma señal y la misma recompensa como una nueva rutina.
¿Crees que puedas comprometerte a crear un nuevo hábito durante 5 semanas? ¡Decídete a hacerlo! Son sólo 5 semanas y no te vas a arrepentir. ¡El resultado podría ser que durante este tiempo adquieras un hábito que puede cambiar tu vida!